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Ginepro di Sardegna

¿A qué huele el verano? 

Perfumarse en verano no es una tarea fácil. Se cierra de repente el abanico de posibilidades, y tienes que descartar los orientales fuertes, los dulces demasiado dulces, los ahumados, los recargados, los perfumes que parecen de puro terciopelo y que tanto te han acariciado a lo largo del largo invierno (incluso aquí, en el sur, el invierno siempre dura un poco demasiado). Así que lo más sencillo, lo más intuitivo, es decir “quiero oler a fresco” y pensar automáticamente en los olores frescos y ponértelos en la piel sin darle muchas más vueltas. Es demasiado fácil dejarse llevar por las notas cítricas, ligeras, o buscar olores oceánicos, que te llevan a la caza de sensaciones de “recién salido de la ducha”. Eso quieres, oler siempre como si acabaras de salir de la ducha, como si el perfume pudiera luchar contra el calor y, de alguna manera contrarrestarlo.

En este sentido, tengo cierta reticencia a los perfumes demasiado cítricos. El cítrico corre el peligro de responder al calor de una forma demasiado agresiva, de volver ácida la piel de quien lo usa. Es posible que tenga ciertos prejuicios porque para mí lo ácido tiene un cierto deje a enfermedad mental. Puede que sea, ya digo, algo personal, pero asocio esos olores ácidos a momentos de lucha con demonios interiores y, desde entonces, las personas con demonios sin domesticar dentro de ellos siempre me huelen un poco a ácido. Igual por eso me decanto por los olores dulces o resinosos o especiados. Incluso florales, si las flores no son demasiado pesadas.

Uno de mis favoritos para el verano es este Enebro de Cerdeña, de Aqua di Parma. Un perfume que tiene mucho más de especias, madera y bosque que de ácido. La única nota cítrica que señala es la de la bergamota y la bergamota, junto con la verbena, son mis notas cítricas favoritas (seguidas, quizá, por el pomelo). Aqua di Parma es una de esas marcas con solera, de actores de la época dorada de Hollywood y que, sin ser arriesgada, tiene cierto carácter. Su línea Blu Mediterraneo es eminentemente veraniega, con ese aire italiano en el que una siempre piensa cuando imagina un verano ideal, ese que solo habita en la memoria de imágenes soñadas.

Ginepro di Sardegna es un perfume relajado, fácil de llevar, pero con su cierto misterio. Es un perfume como de encontrar la sombra de los árboles en un día de sol. Puede que peque un poco de mentolado y eso lo haga caer del lado de los perfumes masculinos tipo after-shave, pero no es un masculino agresivo ni autoritario. En piel femenina se vuelve más intrigante. Al fin y al cabo, en sus notas medias encontramos la salvia, y la salvia es una hierba asociada a los ciclos femeninos y a las brujas. También se utiliza la salvia para purificar los espacios, así que puede ser por eso que este perfume dé la sensación de ofrecer un refugio ante la inclemencia de un verano cada vez más caluroso.

La nota base es cedro de Virginia, las notas medias: salvia y ciprés y las notas altas: enebro, bergamota y especias como la pimienta y la nuez moscada. 

Puede que no estemos ante una fragancia memorable, que vaya a quedarse en el recuerdo olfativo y sentimental de quien nos huela, pero sí que resulta un alivio, un refugio, un poco de ansiada sombra en un día de sol, sin renunciar a la intriga, a un querer descubrir más, a la aventura que aguarda en el refugio y que resulta incomprensible para quien se queda fuera, tostándose al sol.

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