The Lover’s Tale

Desde luego es una fragancia muy especial de Francesca Bianchi (perfumista autodidacta de origen italiano afincada en Holanda), singular. Con su permiso, me permitiré compartir mi experiencia. Recibí una muestra de The Lover’s Tale con la adquisición de Under my Skin (pronto la reseñaré también por aquí). The Lover’s Tale nos cuenta una historia, o pretende hacerlo, tal vez inspirada en el famoso poema de Tennyson (la autora de esta obra singular podría explicarlo, pero creo que no tienen que ver una cosa con la otra, aunque hubiera estado bien). Es una fragancia que podría relatar la historia de la Camilla del poeta británico, pues en verdad es una narración amorosa, intensa y carnal, y es ésa nota precisamente la que recibimos: la pura carne ardiente y expuesta, como una bofetada en la cara, al sentir este perfume recargado y vital. Es como si mezcláramos la piel de los amantes, amalgamando sus respectivos olores, mixturados a su vez con el sudor y demás fluidos connaturales, siendo el lecho amoroso un laboratorio alquímico, atiborrado de matraces, crisoles, morteros, embudos, vasos canopes, tarros, esencias y especias mil, todas ellas dentro de potes de fayenza decorada y acabado vítreo, etiquetados en lenguas extrañas; sin mentar las docenas de balsameras que debieran contener diversos ungüentos milagrosos o nefandos, y esencieros por centenares, de cristal soplado; y no olvidemos los botes de pomadas, mixturas y medicamentos, mejunjes, venenos, linimentos y potingues, elixires y pociones, pócimas y remedios, y gran cantidad y variedad de ceras naturales, apiladas en placas de cuatro dedos. Y, entremedias, los amantes.

Dejando la narrativa retórica a un lado, y los adornos también, The Lover’s Tale es una composición donde predomina un muy fuerte acorde de cuero con un deje fecal, almizclado sucio y dulzón en extremo al punto de resultar estomagante.

Y volviendo al mundo real, les cuento. Me puse dos aplicaciones de la muestra en sendas muñecas y un par en el cuello. Mis hijos, sentados cerca de mí, huyeron alarmados. Y mi mujer también. No les gustó a ninguno de los tres, y no les culpo, porque no están acostumbrados a algo tan poco corriente. La potencia y proyección son brutales, y el olor muy, muy intenso. Todo el salón quedó impregnado, durando el miasma desde las nueve de la noche hasta la mañana siguiente. Terrorífico.

Es una obra hermosa en su barroquismo, pero nefanda en su efectismo. Creo que no doy la medida, o no he tenido la fortuna de encontrar una amante a la altura de este reto. Tendré que seguir buscando a Camilla, o que ella me encuentre a mí… O mejor no, prefiero no oler esto nunca más, ni sobre la más hermosa de las mujeres. Ese relato no está escrito para mí…

¿Puedo decir algo que no agradará a los seguidores de esta creadora? Decía yo en el párrafo precedente que pareciera como si dos amantes estuviera fornicando en un laboratorio alquímico, entreverados con las emanaciones de todos esos tarros y potes. Pues quizás sea mejor resumir el asunto. A ver, esta cosa, maravillosa en su composición, bien podría recoger la simulación de un gabinete de tanatopraxia, doctor Caligari por medio, o el taller de Sinuhé el egipcio, embalsamando una momia. A ver si resultara que los amantes del relato no están vivos sino muertos. Eso debe ser. ¡Nosferatu!

Yo, con su permiso, resucitaré a Camilla de entre los muertos.

Para todos ustedes, yo les aconsejaría que probaran este perfume antes de comprar una botella (que no es barata, considerando que cuesta casi 100 euros para apenas 30 ml). Eso sí, debo reconocer la calidad de los materiales empleados, pues se me antoja una composición bastante natural.