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Opinión

Regalar perfumes

Semana de Reyes. Entre las comidas, las cenas, los adornos, los niños en casa, las llamadas a la familia, las postales y los villancicos casi no te ha quedado tiempo para pensar un buen regalo de Reyes. Lo sé porque aquí está la que te escribe escribiéndote también a última hora, pero no quería dejar pasar esta ocasión sin que nos sentemos a reflexionar sobre ese raro arte de regalar perfumes. Quién sabe. Igual este texto te llega justo en el momento perfecto. Los textos a veces tienen esa capacidad, que va más allá de la voluntad de su autora.

Cuando se acerca la Navidad, la tele se llena de anuncios de perfumes: diosas más que mujeres con cuerpos de cualquier material noble distinto de la carne y el hueso y rodeadas de la belleza más exuberante logran que el perfume parezca la llave alquímica hacia la libertad, la seducción y la elegancia. Lo confieso, adoro los anuncios de perfume. Son una pura fantasía que me transporta exactamente al lugar al que quiero estar. Pero hélas, una cosa es el hermosísimo concepto que te venden y otra el olor, el producto en sí. Hace poco pedí una muestra del perfume My Way de Giorgio Armani y sí, era un olorcito agradable y dulce, pero para nada reflejaba esa idea rompedora y rebelde de hacer las cosas “a mi manera”. Puede que ese sea su acierto: queremos hacer las cosas a nuestra manera, pero en realidad nos encanta gustar y encandilar al prójimo.

El problema de los anuncios, además, es que en los perfumes comerciales se gasta tantísimo dinero en el marketing, el diseño y el frasco que a veces lo de menos es lo que hay dentro. No digo yo que el exterior no sea importante, pero un poco más de equilibrio no estaría de más.

Creo que un perfume es uno de los mejores regalos que se pueden recibir, pero también es verdad que puede ser un poco arriesgado. No es sólo que tú no conozcas los gustos de la persona a la que se lo regalas, sino que lo más normal es que ni siquiera esa persona conozca sus propios gustos. Si le preguntas que qué olores le gustan te responderá con un vago: fresco, limpio, agradable, suavito o demás adjetivos que no dicen nada y que, la mayoría de las veces, son mentira.

Nos pasamos la vida haciendo listas de libros para leer, de películas y series para ver, de ciudades que visitar, de platos que probar, intentamos ampliar los horizontes de nuestros sentidos para vivir de una forma más plena, y sin embargo a menudo despreciamos uno de nuestros sentidos más importantes: el olfato. El olfato nos engaña más bien poco. Si no te gusta demasiado el olor de tu amante, es muy probable que vuestras caricias sean efímeras, si un piso te huele a hogar tienes bastantes papeletas de quedarte más de lo que habías planeado. El olfato ancla recuerdos y nos conduce a personas que huelen como otras personas. El olfato es nuestra brújula emocional pero los olores no entran –salvo honrosas excepciones– en los museos, los perfumes se consideran cosmética y acicalamiento más que arte, no buscamos experiencias olfativas de la misma manera que buscamos experiencias culinarias, no educamos nuestra nariz para distinguir notas y acordes como educamos nuestro oído y, lo peor de todo, no somos conscientes de nuestras propias filias y fobias en cuanto a fragancias se refiere.

Para regalar un perfume es importante que indaguemos un poco en el perfil olfativo de la persona, que la conozcamos mejor de lo que se conoce a sí misma. Veréis que esto no es demasiado difícil, porque casi nadie se conoce bien en este aspecto. A veces necesitaréis buscar algo raro y especial, otras bastará con el perfume del año. Eso no es importante, no necesitas regalar perfumes carísimos ni exclusivísimos, necesitas hacer un poco más feliz a alguien siempre que vaya a usar su perfume. Necesitas que cuando se lo ponga se acuerde de ti y sonría y piense que hoy va a ser un buen día.

Así que:

  1. Si la persona en cuestión no usa colonia o perfume busca otra cosa que le haga ilusión. No tiene por qué gustarle lo mismo que a ti ni apreciar lo que tú aprecias. Sí soy de la opinión que un regalo tiene que ser, de alguna manera, un punto de unión entre esa persona y tú, algo que apreciéis los dos, así que trata de encontrar esa conexión. Pero si no la encuentras, basta que le regales algo que quiera o le haga ilusión.
  2. Si la persona en cuestión usa siempre la misma colonia regálale un bote de esta. Para mí usar el mismo perfume siempre es tan absurdo como llevar siempre la misma ropa, pero hay quienes usan un perfume como firma, como forma de estar en el mundo y ser recordadas y llevar otro sería como llevar echando los mismos números a la lotería durante 20 años y un día echar otros. Sencillamente impensable.
  3. Si la persona usa perfume y no siempre usa el mismo tienes al objetivo perfecto para regalar una fragancia.

Ahora vamos a intentar trazar su perfil olfativo en unos pocos sencillos pasos:

  1. Olvida si es hombre o mujer. Limitarse al género es tan desfasado como inútil. Hay hombres que aman el jazmín y mujeres que se pirran por las maderas. También olvida si es joven o viejo. En general olvida todos los prejuicios según los que nos dicen qué olores nos pegan más.
  2. Apunta (mentalmente o en una libreta) cada vez que esa persona te diga que hueles bien o que le gusta tu perfume. Intenta ver qué puntos de conexión tienen esos olores. Por ejemplo, una compañera de trabajo siempre me dice lo bien que huelo cuando llevo colonias especiadas y tirando a masculinas. Sin embargo, a ella no se le ocurre mirar en los estantes de colonias para hombre, sino que va directamente a lo afrutado porque claro, como le gusta comer frutas piensa que también le gusta su olor.
  3. Apunta cualquier otro gusto olfativo de la persona: un té, una vela, un lugar, una especia… He visto a personas que dicen amar los perfumes cítricos, pero lo que más disfrutan es una taza de té chai bien cargaditos de especias orientales. Fíjate también en cómo le gusta la comida, si es más de picante o de dulce.
  4. Si tienes confianza o esa persona ya sabe tu misión regaladora puedes directamente acercarle olores y preguntar qué le gusta y qué no. Yo no creía posible que alguien pudiera repudiar las flores blancas, pero sí, me he encontrado con el caso.

Una vez que ya has dado estos pasos, es muy difícil que te equivoques. Revisa nuestro blog para conseguir un poco de inspiración y prueba perfumes en la tienda. Investiga, desarrolla tu olfato y juega a asignar perfumes a la gente que conoces. ¿Cuál le vendría bien? ¿Cuál destacaría esa parte de sí misma que no muestra mucho pero que te encanta? Y si quieres que te aconsejemos qué regalar, aquí estamos para darte alguna idea. Eso sí, ¡no compres a ciegas!

Y recuerda lo que decía la película de Tarkovsky: Un regalo siempre es un sacrificio. Si no, ¿qué tipo de regalo sería? Así que regala siempre algo de lo que te dé un poquitín de pena deshacerte. Algo que guardarías para ti. Algo que va a ser un poco de ti en la persona que lo lleve.  

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  1. Violeta

    Coincido sobre lo que dices de My Way. No es un perfume diferente o rompedor, huele bien, claro, pero como muchos otros. Algunos esperábamos más de este lanzamiento.

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