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Rodoass

A los lectores habituales no les sorprenderá mi predilección por la nota de nardo, la poderosa y narcótica polianthes tuberosa. En mis años de exploración y conocimiento he ido descubriendo varias facetas de esta flor tan especial: desde la fotorealista y magnífica Carnal Flower de Ropion, erigida como referencia de esta nota, pasando por la vanguardista y verde feral Nuit de Bakélite, hasta llegar a la fantasmagoría de nafta de Sheldrake, su hidrocarburo aromático para femme fatales que es Tubéreuse Criminelle, sin olvidarnos de la aparatosa Fracas, la ubérrima Amarige (siempre Ropion) y la animálica Tubéreuse 3 Animale de Histoires de Parfums. Hay otras muchas ahí fuera que merece la pena conocer, algunas verdaderamente infames, otras simplemente mediocres. Sea como fuere, el nardo es la flor de los contrastes, que tiende a polarizar opiniones: la amas, la odias.

Y luego tenemos Rodoass, obra de Angelo Orazio Pregoni, la mente creativa detrás de proyectos como O’Driu o Bepolar, línea a la que pertenece este perfume que hoy reseñamos. Nadie negará la pulsión trasgresora de Pregoni, su innato talento como director creativo, su capacidad para pergeñar conceptos novedosos, algunos ordinarios por vulgares, como su ocurrencia de mezclar orina con perfume, como ocurre con Peety. Pareciera ejemplo palmario de esta tendencia artística tan posmoderna de escandalizar con lo chabacano, que por ocurrente no deja de ser fácil y por tanto carente de todo interés. Sí debo admitir que algunas otras de sus fragancias resultan sorprendentes, destacando especialmente Pathétique. La narrativa de sus línea es interesante, digo. Si me apuran, incluso la boutade de Peety, entendiéndose como una broma, resulta genial. En fin, tampoco tengo mayor interés en profundizar en sus conceptos, no al menos por ahora…

Rodoass es una fragancia de nardo, un floral industrial, sintético y extraño que con todo no resulta rompedor, no al menos para el estándar de Pregoni. No tengo ni idea de qué otras notas encontramos en esta cosa, seguramente habrá algo de jazmín e ylang, porque hay una evidente protervia animal indólica muy perceptible. Pero el nardo resulta avasallador, y rige la composición como la casa Marsten sobre Salem’s Lot. Toda una ruina decadente que esconde en su basamento el féretro milenario de una engendro vampírico, tan viejo que se dice presenció el nacimiento de Cristo. Hay algo oculto en Rodoass de naturaleza preternatural, un compuesto alquímico molecular gomoso, artificial y seductor empero, tremendamente atractivo. Es como si lo convencional tratara de enmascarar lo extraordinario. Como un lobo con piel de cordero. Como un ritual druídico, sensual y violento, a orillas del lago Hali tras el cual se ocultan los dos soles gemelos de Carcosa, al canto de las Hyades entre los murmullos y tartamudeos del Rey de Amarillo. Así huelen las sacerdotisas en la perdida Carcosa (mientras suena Far from any road de The Handsome Family). Búsquela usted, escuche la canción:

From the dusty mesa
Her looming shadow grows
Hidden in the branches of the poison creosote
She twines her spines up slowly
Towards the boiling sun
And when I touched her skin
My fingers ran with blood

In the hushing dusk under a swollen silver moon
I came walking with the wind to watch the cactus bloom
And strange hands halted me, the looming shadows danced
I fell down to the thorny brush and felt the trembling hands

When the last light warms the rocks
And the rattlesnakes unfold
Mountain cats will come to drag away your bones

And rise with me forever
Across the silent sand
And the stars will be your eyes
And the wind will be my hands

Oculta en las ramas de la venenosa creosota crece Rodoass. Y cuando toco su piel mis dedos se deslizan en sangre. Pero lo cierto es que se queda a medias. Hay algo incompleto en este perfume, algo esotérico. Las mejores cosas son aquellas que no se completan. Dios líbrame de acabar nada, como el Ismael de Moby Dick y convierte así a Pregoni en el auténtico procrastinador. Es como un nardo que fuera trocado en pócima arcana pero que no terminara de completarse el sortilegio, el ritual, resultando demasiado agradable, demasiado accesible a todos, demasiado gustoso, dulce y benefactor, cuando debería comportarse como el perfume embriagador de las fulanas de los oscuros callejones de Carcosa, entre las babas de los proto-shoggoths. El nardo debe ser malvado, sucio, hipnótico, cautivador, depravado, nunca virginal, nunca.

En fin, dejando mis tonterías a un lado, si les gusta el nardo, con una vis dulce, chiclosa y sensual, les gustará Rodoass. Resumiendo y olvidando a Chambers, esta fragancia es agradable, aunque tiene cierto misterio. Es atrayente y personal, perfectamente unisex. Como decía, es industrial, artificial, sintética pero bien compuesta, magnífica en su imperfección. Y hablando de imperfecciones, el diseño del empaquetado es sencillamente espantoso. La botella es horrible, y la tipografía negra sobre el plástico blanco no está bien fijada y simplemente pasando el dedo se corre la tinta. Un fallo difícilmente comprensible, que abunda en mi sensación de producto inacabado, poco redondeado. Creo que la belleza de Rodoass radica precisamente en su imperfección, si esto tiene algún sentido.

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  1. Laura

    Una reseña gloriosa. Rodoass parece un apestado para los grandes críticos de perfume, ni siquiera aparece en Fragrantica, lo cual aumenta su aura de misterio. A mí me encanta, huele como a bálsamo de nardo, como a un preparado farmacéutico antiguo. Tiene una nota especiada, pero soy incapaz de definirla.
    También me recuerda a perfumones de antaño como Vanderbilt u Oscar, pero con un toque industrial. Rodoass es el perfume de una señora que en vez de perlas lleva un collar de bolas de platino.

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