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Perfumes de diseñador

Miss Dior, reseña de la última iteración de Demachy

Otro perfume montado con trozos de cadáveres exquisitos en el departamento de contabilidad de LVMH. Demachy ha firmado su última obra en la casa parisina, porque el grupo empresarial hace unos días anunció que ha sido sustituido por el conocido Francis Kurkdjian como director de creación de perfumes (comunicado del pasado viernes). Miss Dior es marketing posmoderno, perfumería de guerrilla de cuenta de resultados. No lo salva ni la reina de lo Naboo y sus piruetas campestres – absurdas- . Misa no gusta lo Naboo.

Si me preguntan ustedes por la fragancia de marras, aparte de lo aportado con cierta desgana más arriba, y lo que pudiera añadir después, decirles que estamos ante otra rosa glucémica y soporífera perpetrada con impunidad, con mala baba; la fórmula escrita con una calculadora, compuesta con la luz apagada para no gastar. Batiburrillo floral neo-hippie, al que falta, para resultar mínimamente interesante, los huey volando bajo rozando las palmeras, los Skyraider soltando napalm sobre el vietcong y Fortunate son sonando de fondo. ¡Me aburro! Como se aburría Demachy, ya desganado, con un pie fuera del número 30 de la Avenue Montaigne al completar esto.

¿Tan faltos de creatividad están en esta casa para reiterar lo visitado, para volver por enésima vez sobre sus pasos, para meter de manera cansina y repetitiva su cabeza en el trasero de la autorreferencialidad y desidia creativa? ¿Podrá aportar Kurkdjian la savia nueva, las ideas y el arrojo que precisan la casa parisina? Pues, si me permiten, y no dudando de la experiencia y pericia del perfumista de ascendencia armenia, hace mucho tiempo que en Dior los perfumes los formulan los contables de LVMH. El perfumista es una figura decorativa, casi lo de menos, está ahí de atrezo, para evitar que todo el polvo caiga sobre las moquetas, un mero jarrón chino, la cabeza de turco ideal para perpetrar perfumes diseñados con el único objeto de recuperar la inversión -legítimo, por otra parte-, y por tanto ayunos de artesanía alguna. Fragancias sin alma, compuestas por contables grises y calvos en un sótano pestilente, lejos del iluminado despacho de Kurdkjian con vistas a la torre Eiffel. Perfumería de calculadora, de pretexto, de cuenta de resultados. Perfumes de balances, de fusiones y adquisiciones. Fragancias con obsolescencia programada, con reformulación en la recámara. Vender a la gente esta mísera realidad es como enseñar a un besugo a nadar.

Pero volviendo a este Miss Dior 2021, lo más patético de todo es que nada, o casi nada tiene que ver con la versión anterior, alumbrada en 2017, ¡que no llega a cuatro años! La gente ya tiene que distinguir estas cosas por añadas, como un mal vino cabezón de Valdepeñas, ¡habrase visto! Qué pena, con la magnífica historia tras este perfume, que entronca con las mismas raíces de la casa, creado por el propio Christian Dior en 1947, coincidiendo con su icónica colección New Look. Ay, qué desastre. A ver qué hace el otro.

Este Miss Dior difícilmente soportará la mala noticia de su declive…

Por cierto, ya puestos en harina…

Cuando la casa Dior dice en su comunicado de prensa anunciando la llegada de Kurkdjian como responsable de la línea de perfumes, que el perfumista ha redefinido el mismo concepto del perfume, ¿qué quieren decir? ¿Nos toman por tontos, quizás? ¿Una exageración del becario encargado de redactar la nota de prensa, o que el perfume, un invento milenario, de tradiciones arraigadas en la misma esencia del ser humano casi desde la prehistoria, precisaba, siglos después, que viniera un lumbrera a redifinirlo, para abrir los ojos a los pobres mortales? ¿Y cuál es el resultado de esa redifinición? ¿Le Male o Baccarat Rouge?

Señor, llévame pronto.

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  1. ALTAICA

    De las personas que mejor escribe que leo. No se tu edad, destino, presente o pasado, pero que un plumón de este calibre no se dedique en cuerpo, sexo y alma a la literatura es terrible. Llega un momento en el que el perfume de marras me importa bien poco cuando me deleito con la fornicación de las palabras en tus textos. Eso sí, con una notable tendencia a la bofetada critica sin ambages, aunque sea vestida de exquisita escritura. Tienes que tener en cuenta que no todas las películas son El hilo invible ni todos los perfumes Eau de Soir. Un abrazo

    • Pedro Gil

      Muchas gracias por tus palabras. Efectivamente, aunque no escribo narrativa, sí soy escritor y he colaborado en docenas de juegos desarrollando su ambientación, historias y aventuras.

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