Parece ser que la perfumista, Olivia Giacobetti, de algún modo quiso reproducir los olores típicos de una carpa circense (el Cirque d’Hiver parisino concretamente) repleta de sus animales, artistas, payasos, domadores con sus fieras y el público, atestado de niños sonrientes y embelesados con el espectáculo devorando sus manzanas recubiertas de cálido caramelo y nubes de algodón sonrosadas espolvoreadas con azúcar y canela. Todo ello conformando un amalgama que lejos de convertirse en un clamor átono deslabonado y sin vida de palabras adjetivas mal conjugadas, se transforma en un poema melancólico, ciertamente nostálgico, embebido de vitalidad, de alegría y cierta rebeldía juvenil ilusionada y vibrante.
Según pudimos leer en la reseña que escribiera Chandler Burr para su crónica en The New York Times, el escritor de obras como You or someone like you, lo calificaba de la siguiente manera:
Uno de los olores más innovadores y auténticamente extraños de las últimas dos décadas, logrando combinar diversos aromas de aserrín, animales de circo, manzanas acarameladas y más en una mezcla reconfortante y sutilmente suculenta. Dzing! coloca pureza sutil contra poder sutil, es fresco sin ser verde (un truco que requiere serio talento perfumista para obtener), dulce sin azúcar (ídem), cálido y suave como una tabla de pino recién cortado todavía tibia por la hoja…
Abundando en las reseñas positivas, el gran Luca Turin le otorgó cinco estrellas a Dzing! en su Perfume: The Guide, catalogando a la fragancia como una obra maestra.
Olivia es una artista talentosa, dotada para recrear realistas acordes polifacéticos, con esos dejes dulzones característicos de algunas de sus propuestas más acertadas, como la maravillosa Philosykos de Diptyque (que tiene su contrapartida en Premier Figuier de L’Artisan); o las lilas etéreas, mecidas en el viento, de la sofisticada y etérea, fantasmal, En Passant, compuesta para F. Malle. Esta obra, y lo que esté por venir con su marchamo, ya por derecho propio la emplaza en un lugar destacado, y merece la pena seguir su trabajo, pues de seguro que nos reportará muchas más sorpresas.

Cuero dulce, manzana, vainilla, almizcle animal bien dosificado para construir un acorde coral circense, magnífico en su ejecución (por oficio y maestría de la perfumista) como en su resultado. Para mí, Dzing! pasa por ser una de las mejores y más proverbiales y geniales, por original, fragancias de L’Artisan Parfumeur, junto a Timbuktu y Hammam Bouquet, ésta última antes de que fuera destrozada en su reformulación, Puig mediante. Y es una pena, porque parece ser que los responsables de la cosa, Dios sólo sabe porqué azarosa y estúpida ocurrencia, quieren descontinuar. Menos mal que aún conservo una botella del diseño primigenio vintage, para mi regocijo personal, aunque desconozco si en la nueva presentación actual de L’Artisan Parfumeur (botella verde, tapón oscuro) ha sufrido alguna reformulación (me da que sí, por los comentarios que he podido leer, que hablan de una posible merma en su desempeño). De todos modos recuerden que Dzing! es un eau de toilette, por tanto tiene una buena difusión inicial que se apaga lenta empero muy elegante.
Dicen que es una fragancia femenina, y a mí me parece totalmente unisex. Es una creación fabulosa universal que pronto, sino ya, será un clásico inmarcesible. Al tiempo…