Diptyque es una casa perfumera francesa harto conocida a estas alturas de la película. Con sede en París, la empresa posee una extensa línea de perfumes, así como velas y otros productos relacionados. Su boutique original todavía se encuentra en 34 Boulevard Saint-Germain, sita en el quinto distrito de París. Diptyque lleva ya casi 60 años produciendo productos de calidad en el nicho de la perfumería de lujo, desde que fuera fundada en 1961 por el pintor Desmond Knox-Leet, el diseñador Yves Coueslant y la arquitecta Christiane Gautrot. En un principio se dedicaban a fabricar materiales impresos (cortinas, paneles, etcétera), pero en 1963 lanzarían su primera gama de velas perfumadas, y cinco años más tarde aparecería la primera de sus fragancias, L’Eau, una eau de toilette unisex. Desde entonces se han sucedido no pocos hitos en su trayectoria, con algunos de los mejores perfumistas trabajando para la casa, redituando excelentes resultados, como es el caso de Philosykos (Olivia Giacobetti), Tam Dao, Eau des Sens, Oud Palao (del que hablaremos otro día) y este Do Son que traemos hoy aquí.
Por cierto, Diptyque hoy pertenece al grupo Manzanita Capital, en el que también encontramos marcas tan conocidas como Byredo.

Do Son aparecería en 2005, compuesto por Fabrice Pellegrin, una nariz de prestigio que ha trabajado en otras fragancias para la casa, así como perfumes muy conocidos como Scandal (Gaultier), Oud Bouquet (Lancôme), entre otros muchos. Básicamente se trata de un fresco y verde perfume de nardo, mi nota predilecta, valga añadir, y razón por la cual me acerqué a este perfume, aun siendo considerado femenino (arrogar género a las fragancias no va conmigo). Llevo tiempo coleccionando perfumes con una nardo prominente, y éste no podía faltar en mi colección (es la versión EDT con el frasco antiguo), aunque debo admitir que mi predilección se decanta hacia la tuberosa más grasa y animal, concupiscente casi, sucia y salvaje, como la que encontramos en Tubéreuse Criminelle de Lutens. O tal vez en el nardo opulento, untuoso y pesado de Fracas, la maravilla de Piguet. También el nardo verde nafta, aguzado, cyberpunk y vanguardista de Nuit de Bakélite de Naomi Goodsir, entre otros clásicos inmarcesibles de ayer y hoy, como Amarige o Carolina Herrera y, por supuesto, Carnal Flower, que definiríamos como el summum, la magnum opus del maestro Ropion, con Portrait of a Lady a la par.
Do Son es algo más verde y fresca, más versátil si me apuran, limpia, ligeramente almizclada (almizcle blanco), con una equilibrada conjunción de una rosa liviana y un nardo cautivador pero no invasivo. Es otra de esas fragancias que guardo muy cerca de mi corazón por razones que huelga citar aquí. Oler esta esencia me traslada en el tiempo y el espacio. Mis impresiones corresponden a la versión EDT con frasco antiguo, desconozco si ha sido reformulada; tampoco he probado la versión EDP (aunque es algo que espero remediar pronto).
Las dos fotos aquí presentes son propias. Parte de la información referida sobre la marca ha sido extraída de las propias fuentes, y obra en el dominio público.