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Nicho

Rosamunda, de Laboratorio Olfattivo

Es una suerte de Santísima Trinidad en la perfumería, hipóstasis recurrente, más de un tiempo a esta parte, donde todo Cristo, y sabrán perdonar la blasfemia, ha de disponer de una fragancia de rosa y oud… y pachulí. Con un poquito de azafrán o geranio aquí y acullá y a correr. Ya dependerá de la habilidad del director creativo de la casa el otorgar algo de narratividad a la composición, que no por manida dejaremos de revisitar una y otra vez, más un sonoro nombre (daría para escribir docenas de entradas tratando el tema de los apelativos que reciben no pocos perfumes). Y bueno, Laboratorio Olfattivo, una casa italiana con una historia no muy dilatada, no podía sustraerse a este impulso por la unión hipostática.

Como es el primer perfume que traemos de esta marca, vamos a detenernos un poco en su historia. Laboratorio Olfattivo nace como empresa dedicada a los perfumes nicho y fragancias para el hogar en 2009. Fundada por Daniela Caon y Roberto Drago, la casa actualmente cuenta con una línea de veintitrés perfumes divididos en varias colecciones, en las cuales podemos encontrar algunas de sus más renombradas composiciones, como Nerotic, Vanhera, Sacreste y Nerosa, creadas por luminarias de la talla de Jean-Claude Ellena o Lucien Ferrero. El propio Roberto Drago es el director creativo y así habla de la importancia de su trabajo en la propia página de la empresa, y citamos literalmente:

Un proyecto basado en la pura creatividad donde Roberto Drago, director creativo de la marca, fusiona el empeño de las narices más eclécticas del momento. Produciendo chispas creativas y fragmentos de sueños que luego son transformados por Laboratorio Olfattivo en finas fragancias.

La razón por la que se crea un nuevo perfume nunca es por una necesidad del mercado, sino por el impulso de contar una historia. Notas, acordes y alcohol confluyen con visiones, reflexiones sobre un viaje, sensaciones revividas por una fracción de segundo y pasiones fragmentadas para formar los ingredientes principales de las fragancias del Laboratorio Olfattivo.

Bueno, esto de arriba no es más que la típica historieta, algo pagada de sí misma y ciertamente pedante, que tan reiteradamente leemos en los anexos informativos de las casas de perfumería nicho especialmente. Atusada, atildada más bien, la historieta digo, con ese voluntarismo con el que no podemos más que condescender.

Y hétenos aquí Rosamunda, la enésima fragancia de rosa y oud. ¿Y qué narrativa nos trae? Pues la que les reproduzco a continuación:

Elegante a la luz del sol, apasionada cuando cae la noche. Una rosa difícil de ser encarcelada en una sola definición. Provocadora y carnal como las rosas en el cabello de los personajes femeninos de Gabriel García Márquez pero, al mismo tiempo, suntuosas, envueltas en un brillo neoclásico.

En fin, es curiosa la alusión a las mujeres de Gabriel García Márquez y sus rosas en el cabello. Espero que no se refiera a la Mina de Rosas Artificiales, y sea Rosamunda una de sus flores de plástico, que la chica prepara en su taller, con su cesta llena de pétalos y alam­bres, un cajón de papel elástico, dos pares de tijeras, un rollo de hilo y un frasco de goma. Pues a lo mejor sí. Porque esta fragancia de Laboratorio Olfattivo tiene una salida algo sintética, atropellada, como de insecticida (ay, ese verdor cítrico en la salida, tan chispeante molecular del limoneno que hay por ahí). Me recuerda en esta frase temprana mucho a Black Aoud de Montale. Luego se aquieta, y alguien desordena estas rosas (otra referencia a Márquez, que les cuelo de rondón), con un acorde de oud tenue por abajo y el pachulí mortecino, impalpable, ingrávido. Y ya está. Nada nuevo aquí, nada rompedor, ni una brizna del sueño o magia que nos vendía Roberto con fruición. No les diré que Rosamunda no es hermosa, obviando su salida, está bien, es agradable, pero no nos cuenta una historia que no hayamos leído o escuchado antes, cientos de veces. No tiene el talento narrativo de García Marquéz para referirnos su maestría aquí, ni se le acerca. Si les gusta Black Aoud y la legión de fragancias parecidas con esta combinación de notas: rosa, oud y pachulí, Rosamunda no les defraudará (creo de hecho que es mejor que Black Aoud). Además no es más cara, unos 98 euros por 100 ml. En fin, la nariz detrás de este perfume es Marie Duchêne. Y poco más… Bueno, esto:

Dos niños salen a jugar juntos una tarde. El niño trepa a una escalera del establo, cae y fallece. Su alma permanecerá siempre al lado de la niña convertida en vendedora de rosas, envejecida cuarenta años. Alguien desordena las rosas… y no es el viento.

Gabriel García Márquez

Las fotos empleadas en esta entrada son las propias de promoción de la marca.

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