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Bee, la lluvia dorada de Zoologist

Zoologist es una casa de perfumes nicho canadiense que, desde su nacimiento en 2013, de la mano del señor Victor Wong, ha conseguido mantenerse en el candelero hábilmente, diría que por su capacidad para recrear todo un mundo imaginado y fascinante de experiencias olfativas relacionadas con el mundo animal, sumado a un buen y cuidado marketing y marchamo de marca, notable de manera particular en el arte de las preciosas ilustraciones que adornan sus botellas, también de un diseño que combina de manera magistral la contención medida con cierta galanura. Luego está la pública declaración de intenciones que enmarca las creaciones de Zoologist, tan buenista y acorde a nuestra líquida realidad posmoderna y atildada que nos aborrega, anunciándolo de esta manera, y cito literalmente:

Nuestros productos están libres de almizcles naturales de origen animal; han sido reemplazados por sintéticos por razones éticas. No queremos dañar a los animales para que podamos oler bien. ¡Ahora puedes rociar alegremente perfumes Zoologist por todo tu cuerpo, sin preocupaciones!

Es magnífico saber esto, y se lo agradezco a la muchachada de Zoologist, con el señor Wong a la cabeza. Ahora ya, por fin, puede uno arreglarse y perfumarse con su fragancia de animal favorito de la casa, por ejemplo, Squid, para comerse un buen calamar en aceite a la plancha en su restaurante favorito, o un filete de ternera, jugoso y sangrante. Nótese la ironía. En fin, a lo mejor el señor Wong es vegano, o algo por el estilo, o a lo peor le gusta la sopa de aleta de tiburón. Sí, es una broma pesada y racista, así que sabrán perdonarme, pero es lo que me suscita siempre este tipo de pomposas declaraciones empresariales, tan acomodaticias y ramplonas, tan arribistas para con el «sentir general» y por ende algo mezquinas. Les voy a poner un ejemplo, porque, no sé si sabrán que los almizcles empleados en perfumería y aromatizantes, así como detergentes o similares, tienen una velocidad de degradación biológica y química baja y son compuestos muy lipófilos, por lo que se les considera contaminantes medioambientales peligrosos. En los años ochenta, se detectó por primera vez la presencia de nitro-almizcles en muestras biológicas y agua de río. Se han llegado a encontrar estos compuestos en distintas muestras medioambientales, aguas residuales y superficiales, animales acuáticos, mamíferos marinos e incluso en muestras de origen humano como leche materna o tejido adiposo. Estudios en humanos han mostrado una importante relación entre los niveles de xileno de almizcle y cetona de almizcle en sangre y algunos problemas hormonales y ginecológicos en mujeres, lo que sugiere que estos almizcles causan toxicidad reproductiva y endocrina en humanos Seguramente los perfumes de Zoologist emplearán almizcles macrocíclicos de última generación (básicamente cetonas macrólidas de origen animal o lactonas y bis-lactonas de procedencia vegetal), que si bien no son tan perjudiciales para el medioambiente, son igualmente nocivos. Pero bueno, no se preocupen, Zoologist no ha matado a ninguna polilla para fabricar su Moth, ni tampoco abejas para este Bee, así que un poco de contaminación residual ambiental la dejaremos pasar, ¿verdad, señor Wong?

Pero vamos ya con las abejas y la miel. Saben aquel poema de Samaniego de que a un panal de rica miel dos mil moscas acudieron, que por golosas murieron, presas de patas en él… Pues eso. Bee quiere ser miel y algo más. Y después de esta perogrullada, les diré que el olor de la miel, y de seguro que ustedes ya lo sabrán, tiene cierto regusto a orina, micción, aguas menores. También tiene una vis animal de fondo bastante palpable, algo también natural. Lo primero les resultará familiar a los lectores que sufran de diabetes, y recuerden el olor dulzón «amielado» de la orina, no el balde el nombre formal científico de esta enfermedad no es otro que diabetes mellitus, que viene a significar literalmente sifón endulzado de miel, una forma muy expresiva para referirse a la gran cantidad de orina que eliminan los diabéticos y el característico olor dulzón que posee la micción de éstos. La ingesta de determinados alimentos, la dieta, u otros desarreglos de la salud, pueden provocar un olor similar. Y si les soy sincero, este aroma, que no olor, está presente en Bee, huele a micción edulcorada, diabética, al suelo de un local swinger en Berlín tras una orgía con lluvia dorada de por medio. Ciertamente dulce, algo empalagoso, donde notamos presente el heliotropo y la mimosa, partenaires habituales de los acordes de miel, y los almizcles macrocíclicos sintéticos por ahí abajo. Sin ir más lejos, encontramos en Moth otra recreación de un acorde «amielado» en la línea de Zoologist que es francamente mejor que esta fragancia, compuesta, por cierto, por Cristiano Canali, cuya escasa experiencia queda patente en esta propuesta. Vamos a ver, no es que sea desagradable, resulta cálida, como una buena meada (no he podido evitarlo), levemente floral, dulce (mellitus) y poco más, pero está desarreglada, se me antoja un aroma más que una fragancia, un aromatizante, un problema de salud incipiente, un síntoma médico. Medicinal. No me llega. No me gusta. Y menos por este precio.

Vamos a ver, les dejo propuestas con un acorde de miel bien hecho, que huelen a perfume y no a una lluvia dorada berlinesa, como Back to Black de Kilian o Gold Knight de la misma casa, What we do in Paris is secret (que tanto le gusta a mi compañera Sibi y ya reseñó brevemente en el blog), el Chergui de Sheldrake para Lutens o Pure Havane, la más accesible.

Las fotos empleadas provienen de promociones comerciales de la marca Zoologist desde su propia página web.

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