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Opinión

Perfumes para follar, 3ª parte

Dejamos el academicismo clásico de mis amores para viajar a otro de mis estilos preferidos: el impresionismo. Y quién mejor que Édouard Manet para la tarea de ilustrar el inicio de esta tercera entrega, agolpada y sicalíptica, de perfumes para el gozo carnal. He elegido su inmarcesible Olympia (nombre que le arrogó Baudelaire y no su autor) para tal fin, una composición pictórica de inusitada fuerza, que supuso todo un escándalo en la época, pues si bien se toleraba el desnudo en el imaginario mitológico, no se aceptaba el mismo para representar una escena cotidiana, un desnudo realista. Además, la pose elegida -pues la modelo mira al espectador desafiante y altanera-, sus carnaduras prietas y níveas, contrastan con la crudeza oscura del fondo y su acompañante, como si el artista quisiera así apostillar, acentuar y acrecentar, el impacto de la desnudez. Y por si fuera poco, Manet desliza cantidad de elementos simbólicos, empezando por la manilla de oro en su brazo derecho, que pertenecía a la madre del artista. La orquídea prendida en su pelo es una clara referencia a la sexualidad libertina, como lo es el je-ne-baise-plus que muestra en su cuello. Ahondando más en la simbología oculta, la presencia de un único zapato de tacón indica la inocencia perdida; y el gesto de colocar su mano sobre su sexo no es en realidad una muestra de pudor, sino un rechazo al propio espectador, porque entiende a éste como mero observador que no ha pagado como tal, como un cliente en definitiva, para disfrutar del espectáculo de su sexo ofrecido, pues no son pocos los estudiosos de la obra del genio parisino que especulan sobre la identidad de la dama, probablemente una prostituta de altos vuelos.

En fin, dejemos a un lado el análisis pictórico y vamos a lo que nos ocupa en esta bitácora: los perfumes.

Seguimos con la lista:

Tubéreuse 3 Animale (Histoires de Parfums)

Tubéreuse 3 Animale es una de mis fragancias favoritas de nardo, es sencillamente espectacular y, para un amante de la flor de marras, como es su humilde servidor, enloquecido por esta nota sublime y lisérgica, es ya decir mucho. Imaginen la calidad de la fragancia, su originalidad también, y su muy particular carácter. El nardo, el agave amica, posee una connotación sexual desde antaño, cuando se desaconsejaba su empleo para las doncellas pues sus efluvios podían conducirlas a la concupiscencia desatada. Aquí la flor nívea se aparea con un animal sudoroso, sucio y almizclado gestando un acorde incestuoso y procaz como nunca antes haya olido, lector. Imprescindible.

Maai (Bogue)

Se ha dicho ya mucho de esta fragancia, de la que es una de mis casas favoritas. Maai es un floral espasmódico, enfermo, indispuesto, infectado de acordes sucios abarrocados de enjuagaduras aldehídicas, algalia e incienso. Es una conjunción fausta de flores preciosas y caireles de cosas oscuras, abrochamientos fragantes afortunados. Es el perfume de Catherine de Vivonne, marquesa de Rambouillet, protectora, mecenas y musa de La préciosité.

Mandarava (Parfum Prissana)

Si atendemos a sus notas encontraremos un batiburrillo prolijo como pocos: nardo, loto, rosa, jazmín, resinas, auténtico oud indio de Assam, gardenia, comino, tolú, sándalo, pachuli, civeta (algalia) y un buen puñado de notas más que huelga reproducir. Podríamos pensar que tal acúmulo deviniera en algo frangollado, apremiado cuando no caótico, pero nada más lejos de la realidad. Mandarava es un floral sucio, animálico, de una rara hermosura mirífica que bordeara casi el atildamiento descomedido. Es, a mi modesto entender, uno de los mejores nardos fieros y globulosos ahí fuera. Sensual, impúdico y a la par celestial.

Absolue pour le soir (Maison Francis Kurkdjian)

Todavía no alcanzo a comprender por qué diantre Kurkdjian descatalogó la que era una de sus mejores creaciones, la nota díscola en un repertorio invadido de propuestas glucémicas, como ese engendro de Baccarat Rouge. Absolue pour le soir es un perfume urinario, miccional, y por ende ardoroso: la calidez de una lluvia dorada sobre tu amante. Los acordes melíferos conjugados con la nota de comino recrean esta solución líquida, aportando la vis animal característica de la feral salida de esta maravilla. Luego se aquieta y resplandece su faceta resinosa, aportada por el benjuí de Siam (styrax tonkinensis) y la cremosidad y carnosidad del ylang y la rosa, combinadas en semicadencia, así como un bonito toque de incienso ahumado. Majestuosa y sensorial. La echamos de menos, mentecatos, ¡traedla de vuelta!

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  1. Tornado

    Me ha encantado leer esta serie, ya no sólo por ver de qué prefumes se trataba, sino por las estupendas descripciones. Dan ganas de salir corriendo a probar todos; lástima que no se puedan encontrar fácilmente.

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