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Nicho

Enbata, una reseña de esta fragancia de Santi Burgas para la colección Atlantika de Urbieta

No existe belleza alguna que en su seno no guarde, aunque sólo sea un poso, de la más pura melancolía. A su modo es ésta una de las aflicciones más sencillas para aprehender, pues todos sufrimos su lobreguez con mayor o menor intensidad. Cada ser sobre este mundo afligido arrastra penas inconfesables; y muchas veces confundimos la tristeza del prójimo con frialdad o desdén. Confieso que soy una persona taciturna, reservada, a veces intratable, que rehúye el contacto y gusta de la solitud atrincherada de perfecta dulzura, dícese de la independencia refulgente y preclara de la soledad, pues, le digo a usted lector, ¿no es verdad que todos los hombres vienen a este mundo solos y solos lo abandonan? Nada quedará aquí de nosotros mañana, nada.

Busco en el carácter, en los modales, en el estilo, en todas las cosas, la suprema excelencia de la sencillez. Me aparto de lo recargado o superfluo, de lo accesorio o banal, de lo contingente e incierto. Aunque mi juicio marre o ande equivocado, siempre intento no complicarme en exceso. Ya hace que prescindí de la obscena procacidad de lo ubérrimo, de aquello que destella y resulta luminoso, busco el cobijo de la oscuridad, porque ésta también es simple en su tenebrosidad… y melancolía. Nada tan humano como la tristeza y la pena.

Y tenemos Enbata, otra creación del señor Santi Burgas para la perfumería Urbieta, dentro de su colección Atlantika, compuesta por cuatro fragancias, si no me falla la memoria, de las que conozco Lurra, Kresala y la que nos ocupa hoy, Enbata. También tenemos Lainoa, pero no he tenido oportunidad de olerla y por sus notas no me interesa por ahora, tal vez más adelante me acerque a la misma. Reconozco que desde que pude oler Esentzia 54, quedé prendado de la natural trasparencia de esta composición, su franqueza, su liberalidad virtuosa remarcada por un diseño de líneas limpias, clásicas, atemporales, algo que también remarca la pulcritud de su tipografía. Todo ello aporta seriedad a dicho trabajo, apostura y no poca elegancia. Pero Enbata, al contrario que Esentzia, es una creación que se me antoja impregnada de tristeza, abatimiento; tal vez sea la conjunción arcillosa de acordes sublimes cosificados en certezas terrenales, incrustadas en un iris adusto y severo, tal que fuera un féretro cincelado de roble albo, y las notas ahumadas tinturadas que no cohechan ni apabulla, pero envuelven cual sudario a un sándalo sobrio, acomplejado de almizcles elocuentes. Es una balada triste de trompeta, por un pasado que murió, y que llora, y que gime. Es la melancolía en los ojos hundidos y enrojecidos del otro, Enbata es la alteridad, lo extraño y ajeno. Obra apenas como una metáfora implacable que se sustenta en la soledad eterizada y liviana de lo pretérito, de recuerdos marchitos y soledad, a su modo como una postrer amenaza indiferente: contingente empero eterna. La fragancia de un verdugo.

Entiéndaseme, Enbata me gusta, es una composición magistral, bien acodada en los principios de la buena perfumería, sin arrobos fatuos ni estridencias. Es de una definitoria simpleza clásica. Pero resulta, a mi modo de ver muy personal, en exceso melancólica y sombría, y su uso en mi piel provoca el brote en mi corazón de un noviembre frío y lluvioso, de mares encelados tachonados de crestas de espuma como escalas de dragón. Y mi alma ya es en demasía oscura para arrostrar un mar tempestuoso.

NOTA: Esta reseña se ha escrito en base a muestras de la fragancias de marras adquiridas por un servidor. Aprovecho para comentar a la perfumería Urbieta que debería mejorar este aspecto, ya que me fue imposible contactar con ellos mediante el formulario para hacerme con muestras de la colección, pagadas por supuesto. Resulta un poco frustrante, sobre todo para aquellos que sólo podemos recurrir al comercio online dada nuestra lejanía física. Esto lo apunto con ánimo constructivo.

El cuadro que corona esta entrada es obra de Octave Penguilly L’Haridon (1811-1872), titulado «Seagulls in the storm».

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