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Nicho

Grand Soir

Sin duda uno de los ámbar de referencia ahí fuera. Un perfume que se me antoja melancólico, lánguido, triste y otoñal, pero no por ello deja de ser magnífico y acogedor. Con esta fragancia me pasa algo extraño, y es que, desde la primera vez que pude olerla, me trajo a la memoria el famoso poema de Verlain, Chanson d’automne (Canción de otoño), y en especial sus más recordados versos: «les sanglots longs des violons de l’automne/ blessent mon coeur d’une langueur monotone» (los largos sollozos de los violines del otoño hieren mi corazón con monótona languidez). Lo que no mucha gente sabe es que, estas dos primeras estrofas del poema, fueron usadas por la inteligencia británica para alertar a la Resistencia francesa de la inminencia del desembarco anfibio aliado en Normandía. Las primeras líneas de la estrofa fueron emitidas por la BBC a través de Radio Londres el 1 de junio de 1944, indicando la proximidad del inicio de la Operación Overlord. Los versos siguientes, que fueron radiados el 5 de junio de 1944 a las 23:15 horas, anunciaban que el asalto se iniciaría en las próximas 48 horas, lo que significaba que los comandos de la Resistencia debían comenzar sus operaciones de sabotaje tras las líneas enemigas, especialmente en el sistema ferroviario francés, de cara a entorpecer en lo posible el traslado de tropas de refuerzo de la Wehrmacht a Normandía.

Volviendo al perfume, este Grand Soir es todo un milagro asonantado de acordes ambarinos traslucidos, resinosos y algo murrios. Es en verdad propio del verso de Verlaine, de su poemario mejor dicho, imperio final de la decadencia, con ese arraigo simbolista atronador y revolucionario, proclamándose enemigo de la declamación, la falsa sensibilidad y la descripción objetiva. En realidad, el poeta y el perfume, se acercan en su esteticismo artificioso, en su decadentismo efectista que altera lo natural sirviéndose de la evocación, la analogía, la pura evasión, el símbolo y, añadiría yo, el sentimiento. Y es que Grand Soir bien pudiera ser la tristeza del viento malvado del otoño, que nos arrastra de aquí para allá, como a las hojas muertas.

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