Bakkaris es un portal de reseñas, historia y noticias sobre el apasionante mundo de la perfumería.
Afeitado masculino

CaD, de Phoenix Artisan Accoutrements

Vuelvo al clásico CaD de Phoenix Artisan Accoutrements, que para mí es su mejor jabón con diferencia, ya que reproduce el clásico aroma a barbería estadounidense, más concretamente —o eso cuenta la leyenda, como veremos más adelante— el celestial y reconocible olor de la espuma Barbasol tradicional. A ver, según se dicen en los mentideros de la cosa, CaD es el acrónimo de cease and desist, una popular e infame fórmula jurídica yankee, básicamente un apercibimiento legal de cese y desistimiento, contenido en un documento enviado por una de las partes, a menudo una empresa, para advertir a la otra que, siempre según sus consideraciones, se está cometiendo un delito, típicamente una infracción de derechos de autor, y que, por ende, la parte perjudicada emprenderá acciones legales si la parte así apercibida continúa incurriendo en la presunta actividad delictiva. La carta puede advertir que, si el destinatario no interrumpe de inmediato una conducta específica o no toma ciertas acciones dentro de los plazos establecidos en la carta, el aludido en la misma puede ser demandado ante los tribunales ordinarios, dando inicio así a un litigio. Por lo que sé, Douglas Smythe, uno de los responsables de Phoenix Artisan Accountrements, se empeñó en reproducir el característico olor de la espuma de afeitar Barbasol antigua. Así que porfiando en su deseo creó un jabón al que llamó Barbersoul, y que nada más aparecer se granjeó una muy buena acogida. Pero su estreno no quedó inadvertido para los señores de Barbasol, propiedad del grupo Perio Incorporated (con base en Dublín, Ohio) quienes rápidamente enviaron una carta de cese y desistimiento camino de Arizona, donde tiene su base Phoenix. Y sólo entonces, bajo la expresa amenaza de Perio, se decidió cambiar el nombre a CaD, y no sin cierta sorna, porque es un evidente acrónimo de cease and desist.

Si nos centramos en el olor propiamente dicho, es palpable la fuente de inspiración, para obtener el aroma prototípico de barbería, con un veta jabonosa cítrica siempre perentoria en este tipo de preparaciones, connotada con un poco de rosa fresca y acuosa, más el añadido de musgo de roble —poco terroso— subrayado sutilmente por la cumarina y el vetiver, nada oscuro este último, más bien verde y lozano. Si les soy sincero, noto en el jabón un parecido muy razonable con el inexplicablemente desaparecido Rive Gauche Pour Homme de Yves Saint Laurent, y no me extrañaría que sus creadores basaran parte de la composición en tan reconocible y añorado perfume, razón creo que más decisiva a la hora de decantar la balanza a favor de esta excelente creación de Douglas Smythe, a pesar de considerarse en propiedad una inspiración, un homenaje si se quiere, sea a la espuma de Barbasol o al fabuloso Rive Gauche. De una u otra forma, les recomiendo encarecidamente este producto porque, aparte de crear una fantástica espuma acolchada y cremosa, benefactora para la piel, es una suerte de Rive Gauche redivivo, y eso es mucho decir…

En la foto, muestro un uso personal del susodicho jabón, que en esta ocasión espumé empleando una brocha sintética tipo Doppler (también de PAA) y mi fiel y suave Henson. Para rematar con un poco de PHI de Kandahar, del alquimista Andy Tauer. PHI es harto adecuada, porque el jabón posee una nota de rosa cítrica maravillosa, reseca por el vetiver, como hemos visto ya, que se acopla de manera soberbia a la propia de PHI. El resultado es inmejorable.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.