Ropion tiene algo de narcótico, de anular sutilmente tu voluntad, tu cerebro racional, tu lógica y tener que dejarte llevar. El secreto del nombre de este perfume no es un secreto sutil, es uno de esos secretos que te arden en la garganta, que estás dispuesta a gritar a los cuatro vientos, pero no lo haces porque tu mundo ya se sujeta sobre estructuras demasiado débiles, como para que vengas tú y te las cargues, así que lo escribes en un diario y guardas ese diario el resto de tu vida.
Este perfume siempre me ha dado la sensación de ser como si la gasolina oliera a vainilla, o como si la vainilla adquiriera de pronto las características de la gasolina. No puedes dejar de leerlo y… basta una cerilla para que todo empiece a arder.