Bakkaris es un portal de reseñas, historia y noticias sobre el apasionante mundo de la perfumería.
Literatura y perfumes

Nevermore, de Frapin

Poe siempre ha sido uno de mis autores fetiche, casi a la altura de mi dilecto Lovecraft, y a la par que Stevenson y Doyle (éste último mi favorito, sin duda alguna). Así que, cuando me enteré de la inspiración tras este perfume creado por Anne-Sophie Behaghel para la casa Frapin no pude dejar de lanzarme a por él sin dilación. Y llevo ya unos cuantos perfumes reseñados en un corto periodo de tiempo de la Behaghel, así que, de seguro, algunos de ustedes ya me estarán mirando con una ceja arqueada, preguntándose el motivo de mi fijación. Ya les aviso que no pasa por una querencia enamoriscada por la perfumista, tal si fuera mi particular Leonora, no, en modo alguno, simplemente obra aquí la más pura serendipia, la mera casualidad, y ésta es un desenlace, pero nunca una explicación…

Magnífica ilustración clásica de J.C. LEYENDECKER

El Cuervo es uno de los poemas más famosos de la historia, y obra culmen del malhadado escritor (aunque yo tengo una especial predilección por su Annabel Lee), pieza dotada de una musicalidad, una cadencia y ritmo narrativo realmente fabuloso. En realidad esta pericia compositiva de Poe, su natural habilidad para entrelazar palabras en una cascada de preciosa eufonía no tiene parangón; es la armónica avenencia del talento con la simetría sonora y rítmica de la palabra exacta, justa: le mot juste, que resulta propio de una maestría atronadora. Pero mientras en otros literatos esta capacidad provenía del puro perfeccionamiento erudito de su estilo literario, gracias a una preocupación estética y afanosa, académica y en ocasiones envarada, como en el caso de Flaubert, en autores más anárquicos y sencillos en su estilo, como es el caso de Poe o Stevenson, esta virtud emana de su proverbial inspiración, epifanía del más puro y salvaje ingenio.

Y le supongo ingenio y pericia a la perfumista, porque creo que en esta composición ha logrado conmover a este pobre pecador, si bien no tanto como mis amados escritores, aunque es posible combinar el deleite de leer a Poe rodeado del nimbo salvaje y violento de este Nevermore, y ya esto es mucho. Podrán leer no pocas tonterías con respecto a esta fragancia, de algún mentecato que crea posible trasliterar la belleza inaprensible de la obra del genial bostoniano en un acúmulo de moléculas olfativas. Un perfume es un perfume, y un poema es un poema. Pero sí debo admitir encontrar gozo en el empleo de referencias tan queridas por un servidor, que se alejan a su manera de la habitual narrativa bobalicona, estólida y cándida que muchas casas y perfumistas nos «regalan» para vender sus cosas, cuando no muestran cacho o insultan la inteligencia de sus clientes con pomposas estupideces que parecieran escritas por un ejército de monos eunucos encadenados en un pestilente sótano de Bangkok (seguro que es la técnica que emplean en casas como House of Sillage, especialmente hábiles en el fino arte de parecer idiotas y ser idiotas).

Nevermore no es nada del otro mundo, es una rosa aldehídica abotargada de moléculas difusivas ambaradas, picantes y amaderadas. Un engendro avieso y perverso compuesto con habilidad procedimental, resultando en una rosa oscura, aceda (acrimonia con regusto cítrico propio del óxido de rosa, potenciado por la pimienta y el azafrán). Sencillamente maravillosa, aunque un escalón por debajo de obras ya imperecederas (reformulaciones odiosas mediante) como Portrait of a Lady o Rosenthal. Merece la pena que la prueben, y si son de aquellos seres extraños y curiosos que aún gustan de arrogar género a los perfumes o las notas, cualquier hombre podrá emplear esta increíble composición de rosa con la adecuada soltura, pues es perfectamente unisex (de hecho creo que la marca la califica como masculina, vayan ustedes a saber por qué oscura razón). En fin, lean a Poe, lean a Lovecraft, hagan lo propio con Stevenson y Doyle; empleen esta maravilla olorosa, y todo junto, les tornará en mejores personas. De no ser así, puede que una noche, un cuervo de plumaje zaino, se cuele por su ventana y, descansando encima de un busto de Palas Atenea, les desvele que su fin está cerca…

And the Raven, never flitting, still is sitting, still is sitting

On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;

And his eyes have all the seeming of a demon’s that is dreaming,

And the lamp-light o’er him streaming throws his shadow on the floor;

And my soul from out that shadow that lies floating on the floor

Shall be lifted—nevermore!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.